Uno de los primeros datos que tenemos que recoger antes de planificar un tratamiento de estética es el tipo de piel tiene el paciente. Este diagnóstico es imprescindible para poder abordar el objetivo que la persona quiera lograr, para contemplar los cuidados que tengamos que tener y, por supuesto, para saber cómo vamos a llevar a cabo el procedimiento.
Vamos a agrupar la piel en 4 diferentes categorías que son las que se utilizan entre los profesionales de la estética:
Los productos para el cuidado de la piel deben seleccionarse para que se adapten al tipo y afronten el estado de la misma. Los dermatólogos determinan el tipo y el estado de la piel de una persona midiendo los siguientes factores:
Signos de envejecimiento
Tipo de piel puede llegar a evolucionar o cambiar a lo largo de los años. Las personas con un tipo de piel graso en la adolescencia pueden descubrir que su piel llega a secarse después de la pubertad, mientras que las personas con un tipo de piel normal observan que su piel se vuelve más seca a medida que envejecen.
A medida que pasan los años, la piel pierde volumen y densidad, aparecen líneas de expresión y arrugas y pueden observarse cambios en la pigmentación.
El conocimiento y la medición de estos signos de envejecimiento nos ayudan a determinar el estado de la piel.
Color y fototipo
Estos elementos influyen sobre la respuesta de la piel a fuerzas externas, como el sol, los trastornos de pigmentación, la irritación y la inflamación. El fototipo está determinado por la densidad de la epidermis y la distribución de melanina.
El eritema cutáneo es también un indicador del estado de la piel, ya que indica el grado de eficiencia de nuestra circulación y puede ser útil para identificar procesos como la cuperosis y la rosácea
Producción de sebo y sudor
La cantidad de sebo producida por las glándulas sebáceas en la piel controla la eficacia de la barrera cutánea y, en consecuencia, el estado de la piel. La hiperproducción de sebo puede dar lugar a piel grasa, tendencia al acné, mientras que una baja producción de sebo causa piel seca.
Las glándulas sudoríparas de la piel producen sudor para ayudar a que el cuerpo mantenga su temperatura óptima. La producción excesiva o baja de sudor puede influir sobre el estado de la piel.
Factores hidratantes naturales (FHN)
Los FHN, como los aminoácidos, contribuyen a fijar agua dentro de la piel, mantienen su elasticidad y flexibilidad y evitan que llegue a deshidratarse. Cuando la barrera protectora de la piel sufre algún daño es a menudo incapaz de retener estos FHN esenciales. La consecuencia es que la humedad de la piel disminuye y el estado se afecta.
Sensibilidad
La piel sensible es la piel que se irrita fácilmente y es más reactiva que la piel normal. A través del fototipo de la misma podemos atribuirle ciertas características con mayor facilidad. La identificación y evaluación de síntomas como eritema, erupción, pinchazos, picor y escozor ayuda a determinar el estado de la piel.
Como te recomendamos siempre, para analizar y cuidar tu piel visitá un dermatólogo o un profesional de la salud que te analice, diagnostique e indique los pasos a realizar. Lo importante, es que conozcas tu cuerpo y como funciona para saber qué camino elegir. ¡Desafiá tu concepto de belleza!